miércoles, 3 de junio de 2009

La aventura de ser maestro.

José M. Esteve afirma que se aprende a ser profesor por ensayo y por error[J1] .

La enseñanza es una profesión ambivalente. En ella te puedes aburrir soberanamente y vivir cada clase con una profunda ansiedad; pero también puedes vivir con pasión el descubrimiento que, en cada clase, hacen tus alumnos[J2] .

Con el paso del tiempo, corrigiendo errores y apuntalando lo positivo, pude abandonar las apariencias y me gané la libertad de ser profesor: la libertad de estar en clase con seguridad en mí mismo, con un buen conocimiento de lo que se puede y lo que no se puede hacer en una clase; la libertad de decir lo que pienso, de ensayar nuevas técnicas para explicar un tema, de cambiar formas y modificar contenidos[J3] .

Pensar y sentir

Miguel de Unamuno y su preocupación por enlazar pensamiento y sentimiento... Nunca encontré una mejor definición del magisterio: dedicar la propia vida a pensar y sentir, y a hacer pensar y sentir; ambas cosas juntas[J4] .

El objetivo es ser maestro de humanidad. Lo único que de verdad importa es ayudarles a comprenderse a sí mismos y a entender el mundo que les rodea. Para ello, no hay otro camino que rescatar, en cada una de nuestras lecciones, el valor humano del conocimiento.
Este es el objetivo: ser maestros de humanidad... a través de las materias que enseñamos, o quizás, a pesar de las materias que enseñamos; recuperar y transmitir el sentido de la sabiduría; rescatar para nuestros alumnos, de entre la maraña de la ciencia y la cultura, el sentido de lo fundamental permitiéndoles entenderse a sí mismos y explicar el mundo que les rodea[J5] .
Las dificultades
Para ayudar a otros a recorrer el mismo camino, tengo ahora que hablar de las dificultades a sortear.
Identidad profesional
El primer problema consiste en elaborar tu propia identidad profesional. Esto implica cambiar tu mentalidad, desde la posición del alumno que siempre has sido, hasta descubrir en qué consiste ser profesor[J6] .

Las dificultades suelen ser distintas entre los profesores de primaria respecto a los de secundaria.

Entre los de primaria el peor problema es la idealización: la formación inicial que han recibido suele repetir con insistencia lo que el buen profesor “debe hacer”, lo que “debe pensar” y lo que “debe evitar”; pero nadie les ha explicado, en términos prácticos, cómo actuar, cómo enfocar los problemas de forma positiva y cómo eludir las dificultades más comunes[J7] .

.Entre los profesores de secundaria, el problema de la identidad profesional es mucho más grave. Como señala Fernando Corbalán: “la inmensa mayoría de los profesores de secundaria nunca tuvimos una vocación clara de enseñantes... Estudiamos una carrera para otra cosa (matemático profesional, químico, físico,...)”.

En ellas predomina el modelo del investigador especialista.

El profesor de secundaria se da cuenta de que no sabe cómo organizar una clase, cómo lograr un mínimo orden que permita el trabajo y cómo ganarse la atención de los alumnos. El problema de perfilar una identidad profesional estable pasa por un auténtico proceso de reconversión, en el que el elemento central consiste en comprender que la esencia del trabajo del profesor es estar al servicio del aprendizaje de los alumnos.

¡Qué duro resulta comprender esto a la mayor parte de nuestros profesores de secundaria y de Universidad! Ellos son investigadores, especialistas, químicos inorgánicos o físicos nucleares, medievalistas o arqueólogos, ¿por qué van ellos a rebajar sus niveles de conocimientos a la mentalidad de adolescentes bárbaros? Ello significa, en la práctica, que dan clase para dos o tres privilegiados, mientras el resto de los alumnos van quedando descolgados.
Esa enorme empresa que es la enseñanza no tiene como fin nuestro lucimiento personal, nosotros estamos allí para transmitir la ciencia y la cultura a las nuevas generaciones, para transmitir los valores y las certezas que la humanidad ha ido recopilando con el paso del tiempo, y advertir a las nuevas generaciones del alcance de nuestros grandes fracasos colectivos. Esa es la tarea con la que hemos de llegar a identificarnos[J8] .
Comunicación e interacción
El segundo problema a solucionar para ganarse la libertad de estar a gusto en clase hace referencia a nuestro papel de interlocutor. Un profesor es un comunicador, es un intermediario entre la ciencia y los alumnos, que necesita dominar las técnicas básicas de la comunicación.
El problema no consiste sólo en presentar correctamente nuestros contenidos, sino también en saber escuchar, en saber preguntar y en distinguir claramente el momento en que debemos abandonar la escena. Para ello hay que dominar los códigos y los canales de comunicación, verbales, gestuales y audiovisuales; hay que saber distinguir los distintos climas que crean en el grupo de clase los distintos tonos de voz que el profesor puede usar[J9] .
Disciplina
Otro obstáculo serio a superar, quizás es el problema de la disciplina. En realidad, es un problema muy unido a nuestros sentimientos de seguridad y a nuestra propia identidad como profesores.

El razonamiento y el diálogo son las mejores armas, junto con el convencimiento de que los alumnos no son enemigos de quienes tienes que defenderte. Si la razón te asiste y en ella fundas tu propia seguridad, los alumnos saben descubrir muy bien cuáles son los límites.

Contenidos y niveles

Por último, nos queda el problema de adaptar los contenidos de enseñanza al nivel de conocimientos de los alumnos.

El profesor tiene que entender que ha dejado la Universidad, tiene que desprenderse de los estilos académicos del investigador especialista, y adecuar su enfoque de los conocimientos para hacerlos asequibles a su grupo de clase[J10] .


El orgullo de ser profesor

Me siento responsable de que mis alumnos asimilen nuestros mejores logros y extraigan consecuencias de nuestros peores fracasos. Y, junto a mí, veo a un nutrido grupo de colegas, en las zonas rurales más apartadas y en los barrios más conflictivos, orgullosos de ser profesores, trabajando día a día por mantener en nuestra sociedad los valores de la cultura y el progreso... entre ellos hay valiosos maestros de humanidad: hombres y mujeres empeñados en enseñar a sus alumnos a enfrentarse consigo mismos desde el preescolar hasta la Universidad[J11] .

[J1]Debemos estar conscientes de que por muy buenos que seamos en alguna disciplina siempre habrá algo nuevo que aprender. La vida es una escuela. Si somos sinceros y damos una mirada retrospectiva al tiempo cuando iniciábamos nuestra labor educativa, veremos muchos errores. Así aprendimos a ser maestros, a través del ensayo – error.

[J2]Cada docente puede hacer de su labor lo que él quiera. Puede ser una labor aburrida o emocionante. Sin embargo, cuando los docentes damos las oportunidades al alumno de un ambiente propicio para su aprendizaje, cuando interactuamos con ellos, cuando tratamos de entenderlos, encontramos la pasión que necesitamos para una labor gratificante.

[J3] Nadie nace sabiendo. El tiempo nos permitió mejorar nuestra práctica. Ahora tenemos experiencia. Cuando comentaba a uno de mis maestros, estando en sexto año, que quería ser maestro me dijo: “Es una profesión donde no terminas de estudiar nunca”. Como docentes necesitamos vivir actualizados. Eso nos dará la libertad de ser profesores.

[J4]Creo que si sólo pensamos el conocimiento y no lo “sentimos” no hay aprendizaje. Una maestra de kinder nos decía que con la plastilina los niños formaban letras. De esta manera ellos “sentían” las letras y el conocimiento se afirmaba más pronto. Desde entonces pensé: “Cuando el alumno escribe algo, lo aprende mejor porque lo ‘siente’”

[J5]Ahora cuando nosotros añadimos al conocimiento que queremos transmitir, pasión y sentimiento, el alumno comprende mejor el valor humano del conocimiento. Cuando a la asignatura que impartimos aplicamos pasión, sentimiento estaremos cumpliendo el objetivo de ser maestros de humanidad.

[J6]
Independientemente de la formación adquirida profesionalmente sea pedagógica o no. Como docentes debemos de tener una identidad profesional. ¿Sólo estoy afanado en transmitir conocimientos o también transmitimos valores?

[J7]Este documento hace una comparación entre los docentes de primaria y secundaria. En un enfoque de comparación de los problemas que afronta un pedagogo y un profesional especializado.

[J8] Aquí encuentro que ni el psicopedagogo ni el profesional especializado, tienen la varita mágica para solucionar todos los problemas reales, de la práctica diaria, frente a los alumnos en el salón de clases. Todos podemos aprender de los demás independientemente de su formación. Lo más importante es que nos identifiquemos como docentes que tengamos la suficiente humildad de reconocer que también nosotros algún día aprendimos con errores y fracasos y humanizarnos más con los alumnos.

[J9]Saber comunicarnos es importante y esto lo sabemos de sobra. El problema es que a veces no reconocemos las limitaciones y convertimos el blanco de nuestras deficiencias al alumno. Todos tenemos la capacidad de mejorar y cuando queremos buscamos las técnicas que nos ayudarán a comunicarnos mejor con nuestros alumnos con el fin de ser más eficaces en la labor educativa.

[J10]Una pedagoga del nivel kinder decía: “Cuando hable con su hijo, agáchese y mírelo a los ojos”. Bajarse a su nivel lo hace sentir mejor. En la actualidad, se nos llama facilitadotes. Los contenidos deben ser presentados con lenguaje sencillo y ameno.

[J11]Me siento muy satisfecho de haber escogido esta profesión. Quiero adquirir las competencias docentes para ser un” buen maestro de humanidad.”

1 comentario:

  1. Hola Fermin, fijate que el saber no es lo mismos que tranmitir conocimientos y es una de las cosas que debemos identificar como docentes, la falta de disciplina en el aula es muchas veces el reflejo de que no preparamos clases, debemos recorcordar que tenemos diferentes tipos de aprendizajes en el aula y que debemos adecuar nuestros contenidos de acuerdo a nuestro contexto.

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